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Creedme cuando digo que en 2º de Bachillerato no me sobra mucho tiempo para escribir por aqui ... ¡GRACIAS POR ENTRAR!

jueves, 7 de octubre de 2010

Melancolía

Anatolle France decía que "todos las cambios, aún los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía; porque aquello que dejamos es una parte de nosotros mismos", y la verdad es que, en estos momentos de cambios esta frase me va como anillo al dedo. Siempre he pensado en como sería cuándo dejara las monjas y empezara a estudiar bachillerato, e incluso en más de una ocasión lo he deseado con todas mis fuerzas, sí, en esos momentos en los que solo sabes echar pestes contra tus cosas y tu entorno, en los que te agobias y piensas: "ojala no estuviera aquí", pero a medida que iba avanzando el curso y se acercaba el final, sentía como si me fueran arrancando un trocito de vida, y no un trocito pequeño, no, sino 14 años, que no es poco... y claro, ahora que definitivamente me lo han quitado me siento como si el techo del sitio donde estoy se me fuera a caer encima, como si no fuera capaz de terminar nada, como si me faltara algo, como si no estuviera donde debo estar. No quiero decir que el instituto sea malo, que va, todo lo contrario, pero es difícil, aún estando con gran parte de mis compañeros de siempre, después de 14 años dentro de un colegio adaptarse a otro. Es raro no compartir las clases contigo, Paula Dantas; es raro no ver a los profesores de siempre que al verte te dicen "aii Raquel a ver si este año charlas menos" o "uf...¿vosotras dos juntas?"; a los amigos que están en otros cursos pero, que más da, si te sales al pasillo y te metes en sus clases para gansear un rato; también es raro no ver esos pasillos blancos en los que no te dejan estar entre clase y clase pero que nunca están vacíos y ese gran cuadro del Nepu en cualquier sitio del colegio o del aula; hay tantas cosas que son raras... pero claro France también dice que "debemos morir una vida para entrar en otra", y yo pienso que aunque sienta una terrible pena cada vez que veo mi colegio NUNCA tendría que olvidarlo porque entonces morirá la parte más tierna, dulce e infantil de mi persona... sé que me adaptaré, y además pronto, pero también sé que esos 14 años no han sido suficientes y que siempre sentiré ese pellizquito en el estómago cada vez que pase frente al que siempre sera mi colegio

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